Los nuevos sistemas de ionización, no solo purifican el aire de las estancias cerradas, también lo cargan de iones negativos, llenando de energía el cuerpo de los presentes. Una nueva tecnología que mejora las condiciones de trabajo a la par que aumenta la productividad.
Así nos lo confirma Ramón, un informático que trabaja en una gran empresa de Madrid. Desde que la compañía instaló en las oficinas un sistema de ionización de aire de Air Quality Prosescan, empresa pionera en la comercialización de sistemas de purificación mediante Ionización Bipolar N.P.B.I., la jornada laboral se hace más llevadera. Antes terminabas reventado después de pasar todo el día delante del ordenador, con los ojos irritados y con una sensación de pesadez. Hoy las tareas salen a tiempo y terminas la jornada menos cansado y de buen humor.
No es de extrañar. El aire que respiramos nos puede cargar de energía o agotarnos. El aire está formado por un 79% de nitrógeno y un 21% de oxígeno. Los animales necesitamos oxígeno para vivir. Ahora sabemos que además de estos dos elementos, el aire está cargado de partículas y gases en suspensión, algunos de ellos, nocivos y contaminantes. También hemos descubierto que las partículas del aire están cargadas eléctricamente. Unas con carga positiva, cationes, ricas en dióxido de carbono; y otras con carga negativa, aniones, con una mayor presencia de oxígeno.
Un ambiente con predominio de iones positivos tiende a ser más denso y favorece la concentración de bacterias y partículas tóxicas. Otro con superioridad de iones negativos es más ligero, menos contaminado y nos aporta un plus de oxígeno.
La naturaleza crea sus propios mecanismos de ionización del aire, cargándolo de iones negativos, puesto que son más beneficiosos para la vida. Lo encontramos en la circulación del viento en las montañas, en el continuo movimiento de las olas del mar o en la precipitación de agua de una cascada. En un campo de aire fresco encontramos una relación de 2500 iones negativos frente a 1000 iones positivos por cada centímetro cúbico.
Vivimos en un ambiente cargado.
Uno de los problemas que presenta la calidad del aire es que en un ambiente en el que existe una escasa circulación del mismo, tiende a cargarse positivamente. Los iones negativos, al chocar con uno positivo, cambian su carga. Por tanto, un ambiente cerrado, termina por convertirse en pesado y asfixiante para el hombre.
La radioactividad que se desprende del funcionamiento de los equipos eléctricos, las ondas de los transmisores de radio y de las pantallas de televisión y de los ordenadores polarizan positivamente las partículas de aire. Procesos mecánicos como el funcionamiento de los motores de los automóviles y de las máquinas eléctricas descargan sobre el ambiente iones positivos.
Las telas y los materiales con los que se fabrica la ropa que nos ponemos tienden a atrapar los iones negativos. Generan electricidad estática que altera la calidad del aire que respiramos.
Los edificios que se han construido para ser herméticos, para mejorar la eficiencia energética, indirectamente, favorecen la concentración de iones positivos. Los sistemas de climatización tradicionales mueven el aire de la habitación y lo calientan o refresca varios grados, pero no alteran su polaridad. Por lo que estamos respirando siempre el mismo aire cargado.
Como consecuencia de estos factores, en un ambiente cerrado, el aire que respiramos está saturado de iones positivos. Esto influye, por ejemplo, en que tras realizar una jornada laboral en la oficina, a pesar de que no hayamos realizado un gran esfuerzo físico, nos encontramos agotados.
El aire saturado de iones positivos favorece la concentración de virus, bacterias y elementos alérgenos, lo que lo hace más perjudicial para la salud. Mientras que el aire de la montaña, cargado de iones negativos, entendemos que es como medicina para el cuerpo.
Imitando la naturaleza.
La doctora Belaustegui señala en la revista digital Vida Potencial que cuando paseamos por la orilla del mar, experimentamos una sensación de bienestar físico y mental gratificante. Esto se debe, entre otras cosas, a que por medio del romper de las olas, se produce un proceso natural de ionización del aire que nos aporta más oxígeno al organismo. Esto, aparte de sentirnos con una mayor vitalidad, libera endorfinas que hace que estemos de mejor humor.
El impacto violento de las gotas de agua, libera electrones de los átomos que se incorpora a las partículas de aire cargándolas negativamente.
Los ionizadores de aire lo que hace es reproducir este proceso de una forma mecánica. Hacen que el aire pase por un circuito en que hay un aparato eléctrico que genera un campo electroestático que cambia la polaridad de las partículas. Transforma los iones positivos en negativos, mediante la liberación de electrones. Después, bombea ese aire de nuevo a la estancia.
Un purificador de aire normal, básicamente lo que hace es mover el aire de la habitación por una serie de filtros que va atrapando partículas en suspensión. El ionizador, además de emplear filtros, lo que hace es generar un ambiente adverso que impide que los microorganismos perjudiciales se concentren.
Los beneficios de la ionización.
Lógicamente, este proceso reporta beneficios para nuestra salud. Estos son algunos de los más significativos:
- Purificación del aire: La ionización ayuda a eliminar partículas contaminantes como polvo, polen, esporas de moho, bacterias y virus. Los iones negativos generados se adhieren a estas partículas, haciéndolas más pesadas y cayendo al suelo para ser eliminadas.
- Reducción de alergias y asma: Al eliminar alérgenos y partículas que desencadenan alergias y asma, la ionización del aire puede proporcionar alivio a las personas que sufren de estas enfermedades.
- Mejora de la respiración: Los iones negativos pueden ayudar a abrir las vías respiratorias y mejorar la función pulmonar, lo que facilita la respiración, especialmente para aquellas personas con enfermedades respiratorias como la bronquitis o el enfisema.
- Reducción del estrés y mejora del estado de ánimo: Se ha demostrado que los iones negativos pueden estimular la liberación de serotonina en el cerebro, lo que puede ayudar a reducir el estrés, mejorando el estado de ánimo y promoviendo una sensación de bienestar general.
- Eliminación de olores y humo: Los iones negativos también neutralizan olores desagradables en el aire, como el humo de cigarrillos, los olores de la cocina y los olores de las mascotas. Esto puede crear un ambiente más fresco y agradable en el hogar y en el lugar de trabajo.
- Mejora del sueño y de la concentración: Al respirar aire ionizado, se pueden experimentar mejoras en la calidad del sueño y la concentración. Los iones negativos ayudan a promover un sueño más profundo y reparador, así como a aumentar la claridad mental y la productividad durante el día.
- Reducción de la contaminación del aire interior: La ionización del aire puede ser especialmente beneficiosa en entornos interiores donde la contaminación del aire es común, como oficinas, escuelas y hogares. Ayuda a contrarrestar los efectos negativos de los compuestos orgánicos volátiles (C.O.V.), partículas que suelen impregnar el ambiente como gotas de sudor y otros fluidos orgánicos, así como la de otros elementos contaminantes
- Estimulación del sistema inmunológico: Al reducir la carga de partículas y alérgenos en el aire, la ionización puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico al disminuir la exposición a agentes patógenos.
Menos contaminación, más productividad en la oficina.
Haciendo referencia a los beneficios de la ionización para la salud, la revista Depura afirma que los iones negativos son como las vitaminas del aire.
Esto es algo que se puede apreciar con facilidad. La gente que estamos acostumbrados a trabajar delante de un ordenador, en un recinto cerrado, nos percatamos de cómo con el pasar de las horas sentimos un aletargamiento considerable en el cuerpo. Aparte del esfuerzo mental, de la actividad que hemos realizado, la luz del monitor del ordenador parece como si fuera una fuerza que nos va consumiendo la energía. Una ionización y purificación del aire puede contrarrestar este efecto, manteniéndonos frescos y despiertos por más tiempo, sin necesidad de recurrir a bebidas excitantes como el café o los refrescos de cola.
Se ha demostrado que en los lugares de trabajo en los que se han instalado ionizadores de aire el número de bajas por enfermedad ha disminuido. Los aniones, iones negativos, aumentan nuestra resistencia al cansancio y al estrés. Por otro lado, como hemos podido comprobar a lo largo del artículo, el porcentaje de partículas de alérgenos, virus y bacterias disminuye considerablemente. Creando no solo un ambiente más sano de trabajo, sino, también, más sanador.
La ionización del aire contribuye a que personas afectadas de dolencias pulmonares se vayan recuperando poco a poco.
Cuanto mejores sean las condiciones de trabajo en las que nos encontramos, mayor es nuestra productividad. El ambiente laboral tiene un aspecto social, las relaciones de los trabajadores entre sí, y de estos con los superiores, pero también física. En la que influye la higiene del centro de trabajo, la organización de las instalaciones, y también la calidad del aire que se respira.
La ionización del aire hace que trabajemos más y más a gusto.